sábado, 21 de noviembre de 2009
Sosiego
Mi sistema neurológico vuelve a la lógica, vuelve al funcionamiento normalizado, a la visión entálpica de la energía, al discirnimiento equilibrado y estable. Los psicofármacos realizan su función lenta pero inexorablemente, el tramo de tiempo de ensueño se amplia y se magnifica, la entropía disminuye , los cajones comienzan a tomar vida, comienzan a ser cajones donde guardar información clasificada. Gracias a los psicotrópicos mi mente se armoniza y se convierte en un órgano plácido, sin discrepancias,un reducto de serenidad y tranquilidad, mi mente se languidece, se armoniza, se dirige irremediablemente a la quietud.
Me he transformado en un ser artificial. Desnaturalizado. Los neurotransmisores, se inhiben, dejan de ejercer su cometido principal, dejan de ejercer la función de señalizadores imprescindibles para el funcionamiento mínimo del sistema neuronal. Pero a pesar de todo yo, mi estado mental esta dejando de forma progresiva de ser causante de las tormentas, de los desprendimientos, de la erosión progresiva de mi ser, de yo mismo.
El movimiento de las esferas siderales, de los planetas, de los soles y galaxias que conforman el espacio, la materia, la existencia, viajan por el espacio que crean y se mueven continua y para siempre alrededor de algo, alrededor de masas mayores. Mis neuronas funcionan como un sistema complejo alrededor de las sipnasis, de las conexiones múltiples de la masa informe del cerebro que cataliza todas la acciones, los movimientos, la transformación de la energía libre en entalpía utilizable, de la energía entrópica como materia desordenada, inutilizable. El cerebro transforma las señales en acciones. Todo depende del tipo de señales. De la coordinación mental y de los psicotrópicos que se diluyen en el entramado neuronal de mi cerebro. El sosiego es fundamental en el entramado cerebral. Es fundamental en la quietud y la tranquilidad espiritual, que a veces se deforma y se convierten en caos y en antimateria que redunda negativamente en el todo. En mí mismo.
jueves, 9 de julio de 2009
Desequilibrio
Mi habitáculo está cada vez más desordenado, más caótico, más ininteligible, más oscuro, más surrealista y fantasmagórico. Cambía constantemente, las estanterías, los cajones, el mobiliario, cambía, se transforma. Abres un cajón, de los millones que habitan la caverna y nunca sé que me puedo encontrar. El sistema neurológico que habita en mi cueva no funciona correctamente. Las percepciones, las respuestas a esas percepciones, los sonidos percibidos, las imagenes percibidas, los conceptos percibidos, todo aquello que percibo del exterior lo transformo y lo vuelvo ingobernable. No sé muy bien donde colocarlo, en que cajón ubicarlo. Todo se mezcla y se confunde. La entropía se ha apoderado del habitáculo. La estalactica puede ser una de las múltiples causas de esta falta de discernimiento. La distorsión, el retorcimiento, la deformación, las fuerzas distensivas dentro del entramado neuronal se han apoderado de mi caverna. Las señales eléctricas, las señales químicas de los axones de mis neuronas no trabajan con fluidez, los neurotrasmisores actúan a su libre albedrío, la conjunción, la armonía, el movimiento de las esferas siderales a dado paso al movimiento errático de cualquier cuerpo celeste sin órbita definida.
Este gran problema me lleva directamente, probablemente, a la locura. No sé muy bien quién soy. Me miro al espejo y no me reconozco. Hay días que no quiero salir del ensueño para atravesar la puerta hacia la vigilia, hacia la realidad mas martirizante. Trato de controlarlo, pero la verdad es que casi nunca lo consigo.
El universo armónico en el cual nos encontramos tiene constantemente turbulencias en su configuración mas mínima y compleja: Los billones de atómos que conforman un ser humano. La creación de la consciencia y el preguntarse por sí mismos conllevan irregularidades en el funcionamiento neuronal de estos seres. De mí mismo.
Este gran problema me lleva directamente, probablemente, a la locura. No sé muy bien quién soy. Me miro al espejo y no me reconozco. Hay días que no quiero salir del ensueño para atravesar la puerta hacia la vigilia, hacia la realidad mas martirizante. Trato de controlarlo, pero la verdad es que casi nunca lo consigo.
El universo armónico en el cual nos encontramos tiene constantemente turbulencias en su configuración mas mínima y compleja: Los billones de atómos que conforman un ser humano. La creación de la consciencia y el preguntarse por sí mismos conllevan irregularidades en el funcionamiento neuronal de estos seres. De mí mismo.
lunes, 16 de marzo de 2009
La Estalactita
Una nueva forma se ha creado en la cúspide de mi cueva, un ente grueso, con peso , ramificado, cuelga del techo de la cueva. Su formación ha sido rápida, sin darme cuenta, impresionante. Su peso es cada vez mayor y su visión me daja completamente atónito. ¿Qué es lo que tengo en el techo de la caverna?, un ser extracavernario, algo que ha invadido mi receptáculo y cuyas ramificaciones estan llegando al frente y a la boca de cueva.
La decoración de la caverna ha cambiado de forma radical sin yo quererlo ni ser consciente de ello. Este tipo de formaciones, derivadas de las filtraciones exteriores son , en principio, irreconocibles. Según el tiempo pasa te vas adaptando lenta, pero inexorablemente, a estas formaciones alienígenas. Este tipo de estructura va a formar parte de mí de una forma permanente y definitiva ,de forma irremediable.
Seres del exterior han hecho un diagnóstico claro y preciso de las formaciones extranjeras, se trata de un habitante inesperado, de la entropía materializada en fuente de energía virtual y la han calificado de cefalea tensional biparietal opresiva permanete. Impresionante. Algo que formará parte de mi cueva hasta que sea derrumbada por procesos gravitatorios y deje de ser, hasta el fin de la eternidad.
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