miércoles, 16 de septiembre de 2015

Paranoia

Después de embarcarnos en una nave sin rumbo definido. En un viaje a ninguna parte. En busca del Dorado. Moviéndonos a través de la cuarta dimensión. En una dirección difusa, sin destino conocido. Y visitando sitios, lugares variopintos, conceptos de diversa índole, ninguno adaptado a nuestras necesidades sociales, físicas y mentales. Desplazándonos sobre una estructura bidimensional, en una cinta de Moebius sin principio ni final. En bucles continuos y repetitivos. Hemos conseguido pararnos, reflexionar, analizar la situación y como Ulises en su periplo por las islas jónicas y aguas delirantes en  su Odisea, volver al inicio, a Itaca. En nuestro caso recalar nuevamente en el Gururú. Reconstruir mis conexiones neuronales. Abrir un vórtice de energía y conectar con mis otros yos. Llegar a la iluminación. Acabar con la ansiedad, con mis angustias, mis indecisiones, mis confusiones y como decía Confucio llegar a ser un ser libre de prejuicios, calmado, sereno y saber gobernarse a sí mismo. Es una misión imposible. Aunque para Tom Cruise no hay nada imposible.

SC