sábado, 20 de diciembre de 2014

El Castillo

Es noche cerrada hace tres horas. Descendemos por la suntuosa escalera de piedra
alfombrada. La lluvia cae vehementemente. Menos mal que tenemos un paraguas en el
coche. Salimos del castillo y traspasamos el patio pedregoso. Bajamos agarrados del
brazo por la calle empedrada que nos lleva a la catedral. Regueros efímeros canalizados
entre grietas nos acompañan. El viento nos obliga a inclinar más el paraguas. La
iluminación de la calle es deficiente. Giramos y entramos en el bar. Dos cañas, por favor.
El ambiente es agradable. Dos orientales sentadas en la barra disfrutan de sus tapas. Nos
sentamos pegados al ventanal. Las gotas de lluvia borbotean en la acera, en este
momento entran dos parejas sexagenarias. Son franceses. El camarero se esmera por
comprenderles. Comemos, bebemos, disfrutamos. Vivimos.
SC

No hay comentarios: