Nuestra cómoda esta repleta de objetos variopintos. Hay muñecos vestidos de otra época
con expresión burlesca. Tambien los hay negros abrigados con un jersey de punto.
Muñecas con delantal y gorro. Hay hasta un león con la mirada perdida. Aunque lo más
llamativo son la diversidad de cajas que se distribuyen aleatoriamente en la superficie.
Cajas que son cómodas. Cajas de madera estilo étnico. Cajas de metal que parecen
salidas de un cuento oriental y cajas de cristal que albergan joyas y otros enseres. Encima,
colgado de la pared, un cuadro abstracto de colores ocres, desérticos, pasteles, con lineas
oscuras y claras que se entrecruzan armoniza el conjunto. A la izquierda una silla de
director alberga sentado distraídamente un muñeco pelón y con chupete que me mira con
expresión risueña. Tazas o mejor dicho minitazas y juegos de té procedentes del sol
poniente recomponen el tiempo y el espacio. Alguna foto del pasado en marcos de madera
nos trae emociones nostálgicas.
SC
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